LA SANACIÓN CON LOS ÁNGELES

Cuando hablamos de Sanación Angélica, hablamos de la conexión con el alma que habita en nosotros y que está relacionada a su vez con la energía cósmica y cuando está dirigida hacia nosotros, equilibra, restaura y alinea cualquiera de nuestros cuerpos.

Esta sanación, ha sido dada por el Arcángel Rafael para ser compartida con todos aquellos que deseen mejorar su salud física, mental, emocional y espiritual.

Consigue que nos pongamos en armonía con todos los aspectos de nuestra vida.

Todos tenemos un ángel guía a nuestro lado, que sigue nuestros pasos y al que podemos acceder solicitándolo.

Esta energía aumenta la vibración de las personas, incrementando la energía espiritual, nuevos estados de iluminación interior y creando conexiones más fuertes con el alma y los Ángeles.

J.Olguin nos adentra en este tipo de sanación, de la cual es un experto y queda notablemente claro, cuando seguimos sus escritos.

Los ángeles son Entidades de Luz que vibran en una sintonía muy elevada. Esta vibración es curativa, aún en una proporción más elevada que los ultrasonidos.

El sanador invita a su paciente a visualizar a su ángel, con la finalidad de solicitarle ayuda curativa y a partir de ese punto, las personas se sentían mejor. La energía angélica había actuado en la parte física, sanando a la persona con patologías concretas.

Otra modalidad ocurre cuando el paciente manifiesta directamente el problema que aqueja y le pide al ángel que envíe su energía sanadora a la parte donde se hallaba el desequilibrio o bloqueo.

El resultado es sorprendente: la persona se alivia considerablemente y esta mejoría es muy palpable.

Un médico, ya sea de la medicina tradicional o de la medicina alternativa, (acupuntura, reflexología, reiki, aromaterapia, etc.) puede estar conectado a la energía curativa de los ángeles aún sin pedírselo.

No solamente al que cura enfermedades lo podemos considerar sanador, también el que se centra en el alma, quien da ayuda, quien da un consejo, quien brinda su apoyo, es sanador, ya que su presencia, sus acciones o sus palabras, ayudan a encontrar la paz del alma en momentos difíciles; estos sanadores actúan como promotores de la fe y brindan consuelo.

Por naturaleza, todos podemos ser sanadores, es parte de la evolución humana. Es un don que permanece dormido en nosotros, esperando ser despertado, siendo parte de nuestro libre albedrío.

Pídele a tus ángeles su protección y guía, ellos sabrán dirigirte.

Para conseguirlo en idóneas condiciones, es mejor cumplir una serie de requisitos, como estar con ropa cómoda y en un lugar que pueda estar en silencio o con una música suave. Pueden estar sentados sobre almohadones o en una superficie blanda.

Una vez acomodados, cierran los ojos. La persona instructora les guiará con su voz, suave pero firme. Intentarán trabajar con el sentido del tacto, pero sin tocar ninguna parte de su cuerpo.

“Sentirán” mentalmente toda su piel. La recorrerán mentalmente hasta sentir un cosquilleo. Eso indicará que estarán percibiendo su propia aura. Podrán percibir el calor de sus manos, la pesadez de sus brazos, el cuello, los hombros… la respiración acompasada. Sentirán sus piernas, sus pies… todo su cuerpo.

Una sensación de armonía les invadirá. Luego visualizarán su chakra coronal, el centro energético que se encuentra en el centro de su cabeza. Tocarán mentalmente ese centro y notarán una presión en el mismo, como si “algo” lo tocara.

En ese momento la persona instructora les pedirá visualizar un rayo blanco azulado, la LUZ del Creador. Ese rayo penetrará por el centro de su cabeza e inundará con su Luz vuestro cuerpo. Esa Luz bañará vuestro rostro, el cuello, los hombros, el tórax, la cavidad abdominal, los brazos, las manos, las piernas y los pies.

Notarán una energía muy armonizadora. Un segundo rayo, ahora de color dorado, llegará a vosotros. Es la energía Crística. Que entra por el chakra coronal y hará el mismo recorrido que el anterior. Notarán un cosquilleo vivificante.

Luego, un tercer rayo, que será de color violeta, hará el mismo recorrido que los dos rayos anteriores. La energía transmutadora del mismo cubrirá todos los influjos nefastos que pudiesen haber absorbido y la transformará en Luz supra-energética.

Los tres rayos en combinación habrán llevado vuestro ser a un estado de semi conciencia llamado alfa, donde estarán aletargados, pero sin perder el control de vosotros mismos.

La voz de la persona instructora los seguirá guiando. Su mente se transportará hacia una vibración muy sutil, llevándolos fuera del plano físico.

Allí, intentarán captar a vuestro ángel. Cada uno lo visualizará de acuerdo a sus necesidades.

Podrán ver la figura que vuestro subconsciente capte: La mayoría siempre visualiza figuras antropomorfas, ya sea un querubín o un esbelto joven con largas alas. En realidad, los ángeles se pueden percibir como trazos de Luz, en su forma real. Otros los ven como mandalas o figuras geométricas, como símbolos, como jeroglíficos, etc.

La mente humana es un gran decodificador del concepto espiritual: traduce las ideas en palabras e imágenes, aunque el ego, inherente al ser humano, deforma tanto esa traducción, que nuestras emociones participan de lo que captamos y entonces adecuamos a nuestra necesidad lo que visualizamos. Por eso no todos vemos lo mismo.

Cada uno tiene una versión concreta y genuina de la situación.

El contacto angélico es importante, una vez que visualizamos mentalmente a nuestro ángel guía, le podemos pedir orientación (según los problemas a resolver) y Sanación (si el organismo sufre problemas físicos).

Es entonces cuando el ángel nos manda su Luz sanadora y la focalizada en el punto donde no circula la energía. El cuerpo electromagnético o campo áurico se restablecerá y nuestras células normalizarán su recepción de energía espiritual. De esa manera, el cuerpo tenderá a sanarse.

La voz de la persona instructora nos devolverá lenta y sutilmente al plano físico. Nuestra vibración será más lenta. Volveremos a sentir nuestro cuerpo y nuestra respiración, hasta percibir el cosquilleo de nuestra circulación sanguínea. Lentamente iremos abriendo los ojos.

Quizás haya bajado un poco nuestra temperatura corporal y tengamos algo de frío. Eso se soluciona con una infusión caliente de cualquier hierba.

Antes de retirarse hay que dar gracias a nuestro ángel y saber que él nos ama incondicionalmente, porque el Servicio es Amor y así como la función del Sol es dar luz y calor a nuestro pequeño mundo, la función de los ángeles es Sanar a través del Amor.

 

 

 

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